Un día esperaba que alguien escribiera, otro día esperaba que alguien me sonriera, y una vez mas me sumergí en la espera desesperanzadora.
No había responsables más que yo misma, no era difícil recorrer siempre el mismo camino, un camino que conocía a la perfección.
Una vez en un viaje, hice un camino nuevo, un camino tan diferente que me mantuve en su senda por largos meses.
Siempre encontraba algo nuevo para no abandonarlo.
Quizás su voz que se escuchaba como el susurro del mar.
Quizás sus caricias brindadas como la tierra que abraza a los viajeros.
Tal vez, sus cielos eran distintos como todas aquellas miradas, ocultando tormentas y ciclos lunares.
Ese camino era casi perfecto, era el sueño de muchos viajeros.
Transcurrir por ese camino no era para todos, debía haber mucha fortaleza en cada una de las almas que quisieran emprenderlo.
Habría noches de frío, tardes calurosas, amigos de la vida que nunca volveríamos a ver.
No fue nada fácil caminar por ese camino, y menos aun cuando no habría un sendero marcado para saber cual de todos nos conduciría de regreso.
De aquella manera yo viajaba por un camino conocido del que nunca felizmente supe regresar.
Regresar siempre era distinto, era mas difícil que partir.
Cuando regrese no podía encontrar ningún sendero que me llevara de regreso a mi propio centro.
domingo, 1 de abril de 2007
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